El estado de “Las Dos Culturas”
Los pasados días 15 y 16 del corriente mes de junio, tuvo lugar en
Las apreciaciones de Snow suscitaron una intensa controversia, iniciada con la furibunda réplica de F. R. Leavis, que se extendió pronto a todo el mundo y sigue vigente en nuestros días, como demuestra por ejemplo el hecho de que en nuestro país se haya puesto en marcha la iniciativa Cultura 3.0, que reúne un distinguido plantel de intelectuales con la intención de habilitar un espacio en el que se encuentren estas dos culturas, “libre de elementos sobrenaturales y dogmáticos”, para constituir una “tercera cultura” integradora.
A lo largo de una jornada y media, se han ido esbozando por parte de los insignes participantes, diversos aspectos de este asunto, sus implicaciones en diferentes ámbitos y sus indeseables consecuencias, que tienen como causa y efecto un conspicuo analfabetismo científico apreciable en todas las instancias, niveles y direcciones dentro de nuestra sociedad occidental.
Abrió las sesiones el profesor Antonio Fernández Rañada, quién situó el inicio de la fractura entre humanismo y ciencia en el abandono de la visión salvadora de esta última que acarreó su aplicación al desarrollo de devastadores ingenios bélicos empleados en
La primera sesión corrió a cargo del diputado europeo por el Partido Popular Alejo Vidal Quadras y del ex-ministro Bernat Soria, ambos científicos de formación, que tocaron algunos aspectos de la relación entre ciencia y política. Vidal Quadras, desde su actividad pública, relacionó algunas características distintivas de la actitud científica ausentes en el quehacer político pero de deseable incorporación a sus modos, como la racionalidad crítica y de gestión, o la incorporación de las posturas discrepantes al proceso de diseño de soluciones. Bernat Soria incidió en las dificultades que para un científico supone incorporarse a las tareas de administración pública, por la dedicación que supone y por la diametral disparidad de maneras que caracterizan al trabajo en ciencia y a la briega política. Si aquella requiere planificación a medio y largo plazo, racionalidad y profundidad, ésta es inmediata, irracional y superficial y, en su práctica, en palabras del ex-ministro, “lo urgente es cotidiano y se impone a lo importante”.
En las siguientes sesiones se trataron otras claves de la lejanía creciente entre humanidades y ciencias, manifiesta en la extensión y severidad del analfabetismo científico ya mencionado, que afecta a un significativo porcentaje de personas letradas. Carmen Esteban, directora de la editorial Crítica, trazó en datos editoriales el desolador panorama de la divulgación científica y aportó un detalle interesante sobre el tema vertebral de las jornadas: los científicos creen que divulgar es vulgarizar. Carlos Elías, doctor en Periodismo y en Ciencias Químicas, abundó por su parte en el problema aportando otras consideraciones como el descenso de la demanda de educación científica y técnica y el declive de la ciencia en la cultura mediática de letras, que ha propiciado un auge de temas esotéricos y mágicos en los medios de comunicación, e incorporó al debate la idea de que la separación debatida se ha debido en gran medida al distanciamiento unilateral de los integrantes de la cultura de letras.
Como contrapunto, el periodista José María Montero y el director de
Cerraron las jornadas el profesor Ramón Vargas Machuca, Catedrático de Filosofía de
Del conjunto de las intervenciones y a pesar de sus diversos contenidos, se ha podido inferir la efectiva existencia de “dos culturas” ajenas entre sí y separadas por una incomunicación casi hermética. De fondo, ha quedado desplegada una preocupación subyacente por el decaimiento cultural general en el conjunto de nuestra sociedad, especialmente grave en lo tocante a educación científica, puesto que ésta no sólo es deficiente en sectores de población de escaso nivel académico, si no que lo es en el mismo grado de insuficiencia en otros grupos cualificados intelectualmente.
No se puede dejar de destacar la recurrente mención al sistema educativo como sustrato básico de toda solución, tanto para el problema del escaso nivel de nuestros educandos, como para empezar a cerrar la brecha esterilizante entre humanidades y ciencias. Ha sido unánime la valoración del modelo educativo que padecemos en nuestro país como un modelo notoriamente fracasado, usado como moneda de cambio en la permanente gresca del mercadeo político en una dinámica que no consigue sino arruinarlo progresiva y preocupantemente. No tuvieron empacho algunos de los participantes en calificar la educación como una Cuestión de Estado, precisada de una profunda y urgente reforma incondicionalmente consensuada por las principales fuerzas políticas y agentes sociales.
En definitiva, han resultado unas jornadas brillantes, con una acertada selección de participantes que han conseguido en sus conferencias, además de definir nítidamente los problemas tratados, aportar interesantes líneas de solución y sugerir temas colaterales apasionantes, acerca de los cuales, cuando menos, merece la pena detenerse a pensar.
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